Estas cifras ponen de manifiesto la crueldad de un sistema que obliga a su población a humillarse para subsistir, bien acudiendo a familiares, a comedores sociales, rebuscando comida en los contenedores, aceptando, cuando los hay, trabajos sumergidos sin condiciones ni derechos... y en algunos casos llegando al suicidio.
Al mismo tiempo vemos el estado putrefacto de instituciones como la casa real, la judicatura o buena parte de la clase política, que cuando se ven obligados a salir de lo público pasan sin sobresalto a consejos de administración de empresas privadas, que casualmente se han visto favorecidas bajo su gestión política.
Mientras a millones de personas se les niega literalmente el pan, a la élite político-financiera responsable de esta situación se le premia con puestos de alta responsabilidad y elevados salarios, total lo único que les cambia es el color del sobre.
CGT Región Murciana